MEMORANDUM PARA LA HISTORIA
En el porvenir de la historia preguntarán sobre los acontecimientos de los primeros años del tercer milenio. Preguntarán como fue posible que Bolivia se hundiera en el marasmo de odios, rencores, resentimientos que desembocaron en brutales y crueles derramamientos de sangre; preguntarán como fue posible que un país con todo para ser próspero se hundiera en la miseria, en la pobreza; como fue posible que Bolivia se convirtiera en Estado inviable y fallido bajo tutela de Estados ajenos; como pudo encaramarse en el Poder un dictador bárbaro, causa y motivo del desastre boliviano, y sobre todo, como los bolivianos, no sólo permitieron y aceptaron esa tiranía sino que la aplaudieron y festejaron. El porvenir histórico, ciertamente, no entenderá la pasividad y el silencio de los bolivianos, así como hoy no es posible entender el ¡Viva Melgarejo! de nuestro pasado.
De cara a ese porvenir, ciudadanos bolivianos, nos sentimos obligados moralmente a responder.
En el año 2005 asumió el gobierno Evo Morales con votaje elevado (51%); él y su entorno afirmaron que no querían gobernar, administrar, que querían el Poder Total.
¿Cuál era el objetivo de esta gente que se encaramó en el gobierno? Establecer un Estado Totalitario de ideología marxista-populista. ¿Cuál es el método? La vía Allende: utilizar la democracia para llegar al gobierno y después proceder a destruir la democracia para instaurar su Estado totalitario. ¿Qué mentira demagógica se utilizó para llevar y empujar a los bolivianos por este camino?
Se inicia la mentira y el camino demagógico en el Chapare, donde aparece el siniestro rostro del tráfico de la droga-cocaína. En los gobiernos anteriores llamados neoliberales, con una mano se combate la cocaína y con la otra se acuerda con ella; aparece entonces el sindicalismo “campesino” –donde no hay agricultura y campesinos reales, sólo el cultivo de la coca bajo régimen y formas de tierra, manejadas por carteles de la cocaína- fomentado y mantenido financieramente por los carteles narcotraficantes. Si al principio muestran lo que son, después, comprendiendo que con la cocaína al hombro no llegarán lejos, se disfrazan de “campesinos indios olvidados y explotados por 500 años”.
Con el sindicalismo de la coca llegan también los residuos de la izquierda marxista-populista destruida en el siglo XX por su fracaso en la realidad social, por su inviabilidad teórica; antiguos “operadores de base sindical” – con astucia criolla- avizoran que a una actitud política tosca del sindicalismo cochinero pueden enhebrar “su experiencia” en la “lucha de clases” y poder así resucitar en la arena política. Y lo logran. De esta manera ingresan también al gobierno montados en los lomos de “los indios explotados y olvidados”. Toda esta gente, sin rubor alguno, sin asomo de responsabilidad moral por el destino de un pueblo, de una nación, plantean la recreación del Estado Populista totalitario del siglo XX.
No encuentran oposición alguna. Los partidos políticos responsables del ensayo democrático al fracasar, se hunden. Tampoco existe una concepción ideológica que instalada en el siglo XX ofrezca a los bolivianos una alternativa clara. Así sin oposición real política se encumbra en el gobierno un totalitarismo retrógrado que en su ceguera conduce a Bolivia a su autodestrucción.
Es necesario anotar y recordar, que durante el siglo pasado, no sólo en Bolivia sino en todo el mundo, los intentos de construir una “nueva sociedad”, un “hombre nuevo” a través del “socialismo científico” convertido en Estado Totalitario terminan en el desastre más terrible e inhumano: la URSS, la China, Corea del Norte, Cuba, Vietnam, Camboya, etc, etc., han significado la destrucción de lo más vital y profundo del hombre, libertad, su dignidad, su conciencia moral, su sentido de honor y la verdad, su concepción del bien, de la familia, de la Patria, su búsqueda de la excelencia humana, su solidaridad con el prójimo, su trascendencia hacia Dios.
Y he aquí, que en Bolivia se intenta –una vez más- el populismo totalitario en el Poder. Este despropósito hizo exclamar al Papa Benedicto XVI, con sorpresa y preocupación, cómo era posible que se “intentara establecer un totalitarismo basado en una ideología que todos pensábamos acabada en el siglo pasado”.
Cada intento totalitario ha mostrado los mismos manejos, las mismas manipulaciones y engaños demagógicos, sin vergüenza alguna, se habla y ofrece “liberación de los pobres”, “liberación de los pueblos”, “reparto de la riqueza”, etc. El totalitarismo internacional “del proletariado sin patria” en los últimos decenios del siglo XX se “convierte” en “nacionalista” y aparece “defendiendo la riqueza y soberanía de los estados nacionales pobres”.
Toda esta mezcolanza demagógica se propone a los bolivianos como la gran idea salvadora y creadora de felicidad nacionalista y socialista. Hay –es interesante apuntarlo– una mentira demagógica “original” en la propaganda del gobierno Morales: el “indigenismo”. Según esta mentira demagógica, propalada internacionalmente, los nueve millones de habitantes de Bolivia son todos “indios netos, indios explotados y olvidados de diferentes “etnias”, por los 500 años; indios ignorantes, pobres y enfermos que deben ser liberados”; y que a estos nueve millones de indios se oponen unas “cuantas familias” de blancos de Santa Cruz, que obviamente -de acuerdo a la teología marxista– son oligarcas, explotadores racistas que odian a los indios y naturalmente se oponen al gobierno de los indios.
¿La verdad ante la historia? No es factible instaurar un Estado Totalitario, la conocida “dictadura del proletariado”, sino se maneja el terror policial y el terror de turbas armadas. Para esto es necesario que exista un “enemigo de clase” que aplastar y destruir. En el camino se aniquila toda oposición, todo pensamiento libre, cualquier expresión de libertad.
El gobierno Morales no encuentra oposición real política. Sólo encuentra la cuestión de las autonomías regionales. Este problema de estructura básica e institucional es planteado en Bolivia casi al mismo tiempo de su nacimiento como República. Y es planteada continuamente a lo largo de siglo y medio. Hay por tanto instalada en la conciencia nacional boliviana la necesidad de resolver el problema de un poder central en exceso absorbente; Santa Cruz es la vanguardia de esta lucha. Morales y su entorno imaginan que a falta de un “enemigo” real político al frente, les será posible utilizar e inventar un “enemigo de clase” en quienes buscan y defienden la Autonomía departamental. Así chocan frontalmente con el pueblo cruceño. La ceguera política de su marxismo – populista totalitario crea un problema, que de regional se convierte en nacional.
De esta manera es posible explicar cómo una posición netamente cívica, apolítica, pacífica de defensa y búsqueda de una Autonomía administrativa, hacendaría, política, se convierta –por los ataques torpes, brutales del gobierno Morales- en la oposición de un proyecto totalitario.
Se trata de amedrentar por el terror a quienes se opongan a la “liberación”, a la “democracia india”; se organizan grupos de choque, por ejemplo en Santa Cruz, en Yapacaní, San Julián, Brecha Casarabe, Montero, Plan Tres Mil, etc. Como sindicatos campesinos o “movimientos sociales”, que asesorados y armados por elementos extranjeros, tengan la finalidad de destruir, asaltar, violar, aterrorizar, ultrajar personas, destrozar viviendas y propiedades, y ante la respuesta lógica del pueblo, utilizar el ingreso de tropas militares en tareas de escarmientos e imposición genocida. Esto es lo que ha sucedido en Pando. Un ministro, Rada, con altanería, con arrogancia dijo: “llegó la hora de ajustar cuentas”, y mandó ultrajar al Gobernador electo de Pando, mandó ultrajar y ajustar cuentas al pueblo de Pando. Los mandados fueron militares –de quienes se dice, es bueno que el porvenir histórico lo sepa, reciben abultados bonos de fidelidad y acatamiento– que se prestaron a esa vil tarea.
La finalidad de lo acontecido en Pando; sentar en una llamada mesa de diálogo a los gobernadores departamentales y forzarlos a aceptar lo inaceptable para Bolivia: una constitución política amañada, dolosa, destructiva de la República de Bolivia y de esta forma dar vida “jurídica” a lo que legal y legítimamente no existe.
La ausencia en Bolivia de auténticos hombres de estado que la guiasen, es notoria. A lo largo y ancho de nuestro pasado aparecen los caudillos bárbaros y los caudillos letrados que manejan el gobierno a espaldas de los grandes intereses nacionales. En la política boliviana no existe la idea de un interés nacional estratégico que encamine el quehacer nacional.
Hoy por hoy toda la forma olañetista, falsa, doble, de hacer política entra en su fase final, un tal vez, último caudillo bárbaro, después de sembrar vientos de odio en la República imagina que estará sentado 50 años en el Poder, pero sólo tenemos al frente tempestades de odio. Quien siembra vientos recoge tempestades.
La tempestad que nos amenaza es la de una guerra civil. Una guerra civil es terriblemente brutal, cruel e inhumana; el sufrimiento de la población civil es grande; niños en la orfandad, hogares destruidos, masas de población que huyen y son amontonados en campamentos de miseria humana en países vecinos. La ceguera marxista populista del gobierno Morales nos arrastra a este fin trágico. Fin buscado con aviesa obcecación.
¿Nuestros amados hermanos del continente que hacen y harán?
Lo que hicieron en el pasado: nuestro amado vecino Brasil nos arrebató 490.437 km2 de nuestra superficie territorial, nuestro amado vecino Perú 250.000 km2; nuestro amado vecino Paraguay 235.000 km2; la muy querida Argentina 170.000 km2 y quien en verdad nos quiere, Chile nos arrebató 120.000 km2. Así nos amaron nuestros queridos hermanos, en el pasado.
¿Cómo nos amarán hoy? Bolivia por ser corazón geopolítico continental debe ser la fuerza integradora en el continente o bien será el pantano desintegrador.
Los vecinos, lógicamente miran a sus intereses geopolíticos nacionales y se aprestan a una posible y “necesaria intervención” en una Bolivia inestable e ingobernable.
Es imposible que aparezcan de información veraz; sus servicios de información e inteligencia informan puntualmente a sus gobiernos. Saben de la mentira demagógica del gobierno y la situación real del país, pero eso no les interesa, es de su interés el “ocupar” y tener en sus manos no sólo riquezas naturales sino sobre todo la fuerza geopolítica nacional.
Los bolivianos han sido empujados, y nos encaminamos, hacia un salto al vacío. Se ha hecho creer al pueblo que medidas populistas, ya ensayadas y fracasadas en el pasado boliviano, podrán darnos felicidades.
El gran problema real que enfrentamos es el de la transformación que se está dando en el mundo. Desde las cavernas hasta hoy, el hombre ha construido culturas y civilizaciones, en forma gradual. Ahora asistimos a lo inédito; la humanidad se transforma totalmente en otra y muy diferente cultura y civilización mundial. La cuestión vital para nosotros es, si ingresaremos en ese cambio o no. Si estaremos presentes en la historia futura o quedaremos al margen, como hoy los aborígenes primitivos de selvas o de Australia. Perdimos dos o más siglos en el pasado al no ingresar a las revoluciones industriales, y con Latinoamérica hemos mirado cómo otros pueblos gobiernan el mundo. Nuestros pueblos han caminado en la pobreza, en la indigencia durante estos siglos. Siglos perdidos para Latinoamérica, para Bolivia.
¿Nuevamente perderemos el tren de la Historia?
Quede para el porvenir de nuestros descendientes este Memorandum donde testificamos que en el país no todos permanecimos en el silencio y la ignorancia aullando ¡Viva Melgarejo! Que comprendimos lo que acontecía y cumplimos con nuestro deber moral de alertar.
Dios se apiade de la Patria y de todos nosotros los bolivianos y en su misericordia nos libre del mal.
Santa Cruz de la Sierra, 23 de Septiembre de 2008
Falangistas.
De cara a ese porvenir, ciudadanos bolivianos, nos sentimos obligados moralmente a responder.
En el año 2005 asumió el gobierno Evo Morales con votaje elevado (51%); él y su entorno afirmaron que no querían gobernar, administrar, que querían el Poder Total.
¿Cuál era el objetivo de esta gente que se encaramó en el gobierno? Establecer un Estado Totalitario de ideología marxista-populista. ¿Cuál es el método? La vía Allende: utilizar la democracia para llegar al gobierno y después proceder a destruir la democracia para instaurar su Estado totalitario. ¿Qué mentira demagógica se utilizó para llevar y empujar a los bolivianos por este camino?
Se inicia la mentira y el camino demagógico en el Chapare, donde aparece el siniestro rostro del tráfico de la droga-cocaína. En los gobiernos anteriores llamados neoliberales, con una mano se combate la cocaína y con la otra se acuerda con ella; aparece entonces el sindicalismo “campesino” –donde no hay agricultura y campesinos reales, sólo el cultivo de la coca bajo régimen y formas de tierra, manejadas por carteles de la cocaína- fomentado y mantenido financieramente por los carteles narcotraficantes. Si al principio muestran lo que son, después, comprendiendo que con la cocaína al hombro no llegarán lejos, se disfrazan de “campesinos indios olvidados y explotados por 500 años”.
Con el sindicalismo de la coca llegan también los residuos de la izquierda marxista-populista destruida en el siglo XX por su fracaso en la realidad social, por su inviabilidad teórica; antiguos “operadores de base sindical” – con astucia criolla- avizoran que a una actitud política tosca del sindicalismo cochinero pueden enhebrar “su experiencia” en la “lucha de clases” y poder así resucitar en la arena política. Y lo logran. De esta manera ingresan también al gobierno montados en los lomos de “los indios explotados y olvidados”. Toda esta gente, sin rubor alguno, sin asomo de responsabilidad moral por el destino de un pueblo, de una nación, plantean la recreación del Estado Populista totalitario del siglo XX.
No encuentran oposición alguna. Los partidos políticos responsables del ensayo democrático al fracasar, se hunden. Tampoco existe una concepción ideológica que instalada en el siglo XX ofrezca a los bolivianos una alternativa clara. Así sin oposición real política se encumbra en el gobierno un totalitarismo retrógrado que en su ceguera conduce a Bolivia a su autodestrucción.
Es necesario anotar y recordar, que durante el siglo pasado, no sólo en Bolivia sino en todo el mundo, los intentos de construir una “nueva sociedad”, un “hombre nuevo” a través del “socialismo científico” convertido en Estado Totalitario terminan en el desastre más terrible e inhumano: la URSS, la China, Corea del Norte, Cuba, Vietnam, Camboya, etc, etc., han significado la destrucción de lo más vital y profundo del hombre, libertad, su dignidad, su conciencia moral, su sentido de honor y la verdad, su concepción del bien, de la familia, de la Patria, su búsqueda de la excelencia humana, su solidaridad con el prójimo, su trascendencia hacia Dios.
Y he aquí, que en Bolivia se intenta –una vez más- el populismo totalitario en el Poder. Este despropósito hizo exclamar al Papa Benedicto XVI, con sorpresa y preocupación, cómo era posible que se “intentara establecer un totalitarismo basado en una ideología que todos pensábamos acabada en el siglo pasado”.
Cada intento totalitario ha mostrado los mismos manejos, las mismas manipulaciones y engaños demagógicos, sin vergüenza alguna, se habla y ofrece “liberación de los pobres”, “liberación de los pueblos”, “reparto de la riqueza”, etc. El totalitarismo internacional “del proletariado sin patria” en los últimos decenios del siglo XX se “convierte” en “nacionalista” y aparece “defendiendo la riqueza y soberanía de los estados nacionales pobres”.
Toda esta mezcolanza demagógica se propone a los bolivianos como la gran idea salvadora y creadora de felicidad nacionalista y socialista. Hay –es interesante apuntarlo– una mentira demagógica “original” en la propaganda del gobierno Morales: el “indigenismo”. Según esta mentira demagógica, propalada internacionalmente, los nueve millones de habitantes de Bolivia son todos “indios netos, indios explotados y olvidados de diferentes “etnias”, por los 500 años; indios ignorantes, pobres y enfermos que deben ser liberados”; y que a estos nueve millones de indios se oponen unas “cuantas familias” de blancos de Santa Cruz, que obviamente -de acuerdo a la teología marxista– son oligarcas, explotadores racistas que odian a los indios y naturalmente se oponen al gobierno de los indios.
¿La verdad ante la historia? No es factible instaurar un Estado Totalitario, la conocida “dictadura del proletariado”, sino se maneja el terror policial y el terror de turbas armadas. Para esto es necesario que exista un “enemigo de clase” que aplastar y destruir. En el camino se aniquila toda oposición, todo pensamiento libre, cualquier expresión de libertad.
El gobierno Morales no encuentra oposición real política. Sólo encuentra la cuestión de las autonomías regionales. Este problema de estructura básica e institucional es planteado en Bolivia casi al mismo tiempo de su nacimiento como República. Y es planteada continuamente a lo largo de siglo y medio. Hay por tanto instalada en la conciencia nacional boliviana la necesidad de resolver el problema de un poder central en exceso absorbente; Santa Cruz es la vanguardia de esta lucha. Morales y su entorno imaginan que a falta de un “enemigo” real político al frente, les será posible utilizar e inventar un “enemigo de clase” en quienes buscan y defienden la Autonomía departamental. Así chocan frontalmente con el pueblo cruceño. La ceguera política de su marxismo – populista totalitario crea un problema, que de regional se convierte en nacional.
De esta manera es posible explicar cómo una posición netamente cívica, apolítica, pacífica de defensa y búsqueda de una Autonomía administrativa, hacendaría, política, se convierta –por los ataques torpes, brutales del gobierno Morales- en la oposición de un proyecto totalitario.
Se trata de amedrentar por el terror a quienes se opongan a la “liberación”, a la “democracia india”; se organizan grupos de choque, por ejemplo en Santa Cruz, en Yapacaní, San Julián, Brecha Casarabe, Montero, Plan Tres Mil, etc. Como sindicatos campesinos o “movimientos sociales”, que asesorados y armados por elementos extranjeros, tengan la finalidad de destruir, asaltar, violar, aterrorizar, ultrajar personas, destrozar viviendas y propiedades, y ante la respuesta lógica del pueblo, utilizar el ingreso de tropas militares en tareas de escarmientos e imposición genocida. Esto es lo que ha sucedido en Pando. Un ministro, Rada, con altanería, con arrogancia dijo: “llegó la hora de ajustar cuentas”, y mandó ultrajar al Gobernador electo de Pando, mandó ultrajar y ajustar cuentas al pueblo de Pando. Los mandados fueron militares –de quienes se dice, es bueno que el porvenir histórico lo sepa, reciben abultados bonos de fidelidad y acatamiento– que se prestaron a esa vil tarea.
La finalidad de lo acontecido en Pando; sentar en una llamada mesa de diálogo a los gobernadores departamentales y forzarlos a aceptar lo inaceptable para Bolivia: una constitución política amañada, dolosa, destructiva de la República de Bolivia y de esta forma dar vida “jurídica” a lo que legal y legítimamente no existe.
La ausencia en Bolivia de auténticos hombres de estado que la guiasen, es notoria. A lo largo y ancho de nuestro pasado aparecen los caudillos bárbaros y los caudillos letrados que manejan el gobierno a espaldas de los grandes intereses nacionales. En la política boliviana no existe la idea de un interés nacional estratégico que encamine el quehacer nacional.
Hoy por hoy toda la forma olañetista, falsa, doble, de hacer política entra en su fase final, un tal vez, último caudillo bárbaro, después de sembrar vientos de odio en la República imagina que estará sentado 50 años en el Poder, pero sólo tenemos al frente tempestades de odio. Quien siembra vientos recoge tempestades.
La tempestad que nos amenaza es la de una guerra civil. Una guerra civil es terriblemente brutal, cruel e inhumana; el sufrimiento de la población civil es grande; niños en la orfandad, hogares destruidos, masas de población que huyen y son amontonados en campamentos de miseria humana en países vecinos. La ceguera marxista populista del gobierno Morales nos arrastra a este fin trágico. Fin buscado con aviesa obcecación.
¿Nuestros amados hermanos del continente que hacen y harán?
Lo que hicieron en el pasado: nuestro amado vecino Brasil nos arrebató 490.437 km2 de nuestra superficie territorial, nuestro amado vecino Perú 250.000 km2; nuestro amado vecino Paraguay 235.000 km2; la muy querida Argentina 170.000 km2 y quien en verdad nos quiere, Chile nos arrebató 120.000 km2. Así nos amaron nuestros queridos hermanos, en el pasado.
¿Cómo nos amarán hoy? Bolivia por ser corazón geopolítico continental debe ser la fuerza integradora en el continente o bien será el pantano desintegrador.
Los vecinos, lógicamente miran a sus intereses geopolíticos nacionales y se aprestan a una posible y “necesaria intervención” en una Bolivia inestable e ingobernable.
Es imposible que aparezcan de información veraz; sus servicios de información e inteligencia informan puntualmente a sus gobiernos. Saben de la mentira demagógica del gobierno y la situación real del país, pero eso no les interesa, es de su interés el “ocupar” y tener en sus manos no sólo riquezas naturales sino sobre todo la fuerza geopolítica nacional.
Los bolivianos han sido empujados, y nos encaminamos, hacia un salto al vacío. Se ha hecho creer al pueblo que medidas populistas, ya ensayadas y fracasadas en el pasado boliviano, podrán darnos felicidades.
El gran problema real que enfrentamos es el de la transformación que se está dando en el mundo. Desde las cavernas hasta hoy, el hombre ha construido culturas y civilizaciones, en forma gradual. Ahora asistimos a lo inédito; la humanidad se transforma totalmente en otra y muy diferente cultura y civilización mundial. La cuestión vital para nosotros es, si ingresaremos en ese cambio o no. Si estaremos presentes en la historia futura o quedaremos al margen, como hoy los aborígenes primitivos de selvas o de Australia. Perdimos dos o más siglos en el pasado al no ingresar a las revoluciones industriales, y con Latinoamérica hemos mirado cómo otros pueblos gobiernan el mundo. Nuestros pueblos han caminado en la pobreza, en la indigencia durante estos siglos. Siglos perdidos para Latinoamérica, para Bolivia.
¿Nuevamente perderemos el tren de la Historia?
Quede para el porvenir de nuestros descendientes este Memorandum donde testificamos que en el país no todos permanecimos en el silencio y la ignorancia aullando ¡Viva Melgarejo! Que comprendimos lo que acontecía y cumplimos con nuestro deber moral de alertar.
Dios se apiade de la Patria y de todos nosotros los bolivianos y en su misericordia nos libre del mal.
Santa Cruz de la Sierra, 23 de Septiembre de 2008
Falangistas.
Fdo. Luis Mayser Ardaya
Fdo. Jorge Del Villar
Fdo. Osca Añez Jiménez
Fdo. Gustavo Heredia
Fdo. Jorge Del Villar
Fdo. Osca Añez Jiménez
Fdo. Gustavo Heredia
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